Let's get crazy, tonight - Volumen IV.

Estaba jugando a las escondidas con Nahyc, y ahora era su turno para contar y buscar. Leander se tapó los ojos y fue hacia una pared, ya iba perdiendo 2 a 0.

La morena había dejado a Alanis en el jardín del hogar, para ir en la búsqueda de su hermano mayor, Leander. Ella entró en la casa, cerrando la puerta tras ella, aún no sabía que hacer y sólo atinaba a bajarse el vestido un poco más.

- Uno, dos, tres, diez! - Gritó este último, dándose media vuelta para ir a buscarlo. Llevó su mana dónde su corbata par aflojarla y luego a su cabello, estar peinado NO era su estilo.
Caminó hasta la entrada, creyendo que tal vez él estaba detrás de lo sillones.
- Woow, creo que encontré algo mejor - Y en esos momentos se lamentaba de pensar en voz alta.

Ella estaba hermosa - comosiempre - no, hermosas eran sus hermanas. Ella era perfecta.

Caminó por algunas habitaciones de la casa, que parecía bastante vacía, seguramente todos estarían preparándose para esa noche. Había llegado a la sala de estar, poniéndose más nerviosa a cada momento, comenzando a jugar con sus manos.

Levantó la cabeza al escuchar una voz masculina, la de Leander sin duda. Ella mordió su labio inferior con vergüenza al verlo. Estaba increíble con aquel traje y su corbata desacomodada.

El vestido azul parecía hecho para ella, y en ese momento el mayor de los trillizos creía que se tendría que haber arreglado más.

- Estas... wow, y tú... woow. - Repitió él acercándose un poco. Nahyc lo mataría por tatrdarse, pero en ese momento él la quería a ella.

Ella sonrió devilmente, tímida. También se acercó, deteniéndose frente a él. Ahora una de sus manos jugaba con el filo de su vestido, sólo por hacer algo.

- Tú estás muy bonito.. - Susurró, nerviosa.

- Yo? Nah, solo unos arreglos de Velkommen - le restó importancia él, acercándose un poco más y tomándola por la cintura. Todos estaban arreglandose o en lo suyo, era raro que alguien los viera.

Ella sonrió, dijera lo que dijera para Eliud estaba más que bonito. Observó de soslayo las manos de él en su cintura, como otras veces anteriores, para luego volver su vista a él, niña.

Leander le sonrió con simpatía, tomándose unos largos minutos más para observarla completamente y re afirmar su teoría. Esa noche, ella lucía especialmente bien. Bueno, siempre lucía bien, pero esa noche era.. Wow.

- ¿Alanis tuvo algo que ver en esto? - le pregunto extrañado por un momento, pero sin borrar ningún rastro de felicidad. Porque si él fuera una caricatura, ya tendría los ojos y la lengua para afuera. Y la mandibula en el suelo.

Eliud asintió, a sabiendas que era obvio que ella sola no habría hecho eso. La morena era demasiado sencilla como para arreglarse de esas maneras, vestidos, zapatos elegantes, y por más sutil que fuera, maquillaje. No, nada de eso. Si Leander la hubiera visto antes de que Alanis la ayudara podría ver a la misma tonta de siempre, sin nada nuevo.

- No es la gran cosa, de todas formas. - Murmuró, sin querer notar presumida ni nada por el pequeño cambio en su apariencia.