Enjoing the old house. {Hat}

Llega a la casa de los gritos.
Entra sigilosa, ya que ella no debía haber mandado esa carta para su hermano al cual extrañaba demasiado, queria verlo y lo queria ver ahora por eso lo espero con ansiedad sentada en uno de los sillones polvorientos del primer piso con sus piernas cruzadas y su cigarrillo en la mano izquierda y jugando con sus dedos de su mano derecha.
Para ella sus hermanos significaban mucho, sobre todo los hombres, ya que era algo celosa de la niñas, porque siempre decían que papi, las quería mas a ellas o que las tenia de favoritas, cosa que la irritaba.

El recibir la carta de Ali lo había puesto muy feliz, tenia demasiadas ganas de ver a su hermanita. Hacía bastante tiempo no tenía conocimientos de ella, y por su despiste personal no se habia preocupado. Por más que si quería verla.

Llega a la casa de los gritos lo más rápido que puede, se filtra allí con una sonrisa traviesa en el rostro, crío. Escala los peldaños de las antiguas escaleras, escuchando el crujir de ellas, riendose ante esos ruidos tontos. - Ali? - La llama, divertido.

Al escuchar su risa y los escalones crujir, supo inmediatamente que se trataba de su hermano, su querido Hatzive.
Corre hacia el con esa sonrisa compradora a la cual pocos, muy pocos podían resistirse, Hatzive, no era uno de ellos.
Se lanza a sus brazos, divertida, niña.

Sonrie al sentir a la rubia en sus brazos, refugiandola en su pecho de una manera de sobras cariñosa. - Hola pequeña, ¿Cómo haz estado? - Pregunta, sereno. Con su voz profunda y amena. Se separa apenas de ella, disfrutando de la sonrisa hermosa que tiene su hermana.
Acomoda un mechón de cabello rebelde de la cabellera de ella detrás de su oreja, en un acto dulce. Termina por dejar un beso en su mejilla, observandola.

Lo mira, con esos ojos grises que desbordaban alegría.
- Estoy tan feliz de verte - dice con toda la sinceridad que alguna persona puede tener.
Besa varias veces su mejilla, cariñosa como siempre y aun no se aparta por completo de su lado, con temor a que se escape, quizás.

Sonrie ante sus consecutivos besos, sin duda la había extrañado mucho. A ella y a su cariñosa y peculiar forma de ser que casi todos amaban. Y Hat se incluía sin duda.
- Tambien yo lo estoy, perdón por mi ausencia. - Frunce los labios, un poco arrepentido de su desaparición con respecto a ella y a algunos de sus hermanos.

Abraza su cintura, reteniendola con él. - Qué cuentas, bonita? - Pregunta, mimando su cabelloy y su espalda, acariciando suavemente allí.

Juega con su cabello.
- Estás perdonado, siempre y cuando me abraces y me des besos - dice cariñosa, amaba que besaran sus mejillas y la abrazaran de forma tan cariñosa como solo hacia el y alguna que otra persona.
- Pues, nada interesante, solo que todos te extrañamos, y no queremos que traigas una novia a casa - dice celosa de su hermano, hablando en plural para disimular su posesividad con el.

Se rie leve, suave. Deja un beso en su cabello, sonoro. Demasiado tierno para ser un chico de 17 años. Aún la abraza, porque le gusta ser cariñoso con ella. Solo la mantiene en su pecho, acariciando su cabello ahora.

- Yo? Una novia? - Enarca sus cejas con una sonrisa casi tímida, él no es de esas cosas, sin duda. - Sabes que no lo haría. - Comenta, no es que le faltaran atributos para tener pareja, simplemente nunca había encontrado a esa persona en especial, y la única vez que le había pasado algo cercano al amor había terminado lastimado.

Le sonríe con suficiencia.
- Mejor así, si no terminarás como papi, viejito, sexy, pero viejito y con muchos hijos - dice, no le gustaba que su papi tuviera hijas ya que ella siempre había sido la única, por eso tanta cercanía con los hombres.
- Como va el colegio? - pregunta, protectora.
Juega con es cabello de Hat, con una sonrisa leve dibujada en su rostro.

Hatzive sabe bien que nunca terminaría como su padre, él tanto como su hermano mayor, Velkommen, eran de aquellos hombres que suelen divertirse con las mujeres. Bueno, su padre lo era anteriormente, o eso cree.

- Papá? Sexy? - Frunce el ceño, demasiado información para su mente. - No quiero muchos hijos. - Es algo en lo que concuerda con Eliud, ambos quieren familias pequeñas.
- El colegio? Excelente. No tengo problemas con ello. - Comenta, no era un prodigio, pero se la manejaba bastante bien.
- El ministerio - Pregunta, queriendo saber de ella. Sonrie al sentir sus manos en su rubio cabello, sonriendo suave.

Bufa al pensar en el ministerio. Todo allí era un desastre, aunque ella fuera la protegida de papi.
- Es un desastre, hay idiotas haciendo bromas, nos hacen salir rápidamente para ayudarlos y dicen: "lo siento ya escapó" - dice imitando la voz de niñitos traviesos e inútiles. - Pero creo que puedo soportar algún tiempo más antes de hechizar a algún mocoso - dice esto último con su típica voz tierna. Ríe leve.

Se rie, con su amena y tranquila porma de reir. - Debes soportar e ignorarlos. - Toma su mano, separandose apenas de ella. Camina junto a su hermana hasta una habitación, se sienta en un sillón con ella.
- Mamá estaba preocupada por ti.. - Murmura, recordando la última vez que hablo con Atenas, su madre. - Te extraña, quiere saber de ti. - Le cuenta, acariciando su cabello con una mano.

Niega con la cabeza.
- Si, lo sé, siento mucho no haberla visitado pero el trabajo es mucho y estoy arreglando el departamento, y no he tenido el tiempo suficiente para pasarme por casa. - dice realmente arrepentida, ama mucho a su madre y odia que la gente se preocupe por ella, sobre todo su mami, que ya se preocupa demasiado por todos los niños.

Acaricia la mejilla de Hat, con dulzura.

- Eres, tan, joven, me siento vieja a tu lado - dice, riendo, recordándose a una vieja tía.

Sí, sabe que su madre es una preocupona. Aún así la entiende, demasiado abierto a las opiniones de todos los demás. - Entiendo, le pasaré tu mensaje. - Dice en un tono casi caballeroso, bromeando.

Cierra los ojos al sentir la mano de ella en su mejilla, sonriendo crío. - No eres vieja, Ali. Aceptalo. Tú alma es más joven que la de Eliud, y ella sólo tiene 15 años. - Se rie, dejando un beso en la frente de la rubia. - Además pareces mucho más joven. -

Ríe, sin poder evitarlo.
- Tienes mucha razón. No sé que pasa por la mente de esa chiquilla, creo que: Leer, Estudiar, leer. Yo a su edad pensaba en otras cosas - canturrea, pervertida. - Si lo sé, paresco más joven. - dice aun acariciando su mejilla con ternura.

- Cómo qué en otras cosas? - Enarca una ceja, dejando un dedo en alto. La señala con este, como acusandola. Le pica la nariz, con los ojos y los labios fruncidos. Es muy divertido y muy crío cuando quiere, pero no le gusta imaginar a su hermanita pensando en chicos, o con chicos directamente. No es que sea un celoso de primera, pero tiene destellos de posesivo.

Sonrie de lado ensanchando sus labios, sabiendo que él tenía razón. - Te lo dije. - Deja un beso en su frente, dejandola acariciarlo.

- En mi familia pensaba - dice, fingiendo inocencia. Ríe, divertida ante su expresión.
Ella, en cambio era el triple de posesiva y celosa al 100%.
Se recuesta en el sillón, apoyando su cabeza en su regazo. Sonriendole tiernamente, a veces era algo que no podía evitar y solo lo hacia, como en ese momento.

- Si, como no.. - Refunfuña, crío e infantil. Le sonrie mientras se acomoda en su regazo, dejandola y ayudandola a que este más cómoda.

- Eres muy tierna cuando quieres, Ali. - Le reprocha, eracierto que su hermana podía ser la persona más buenita del mundo cuando quería. Y parecía que lo hacía inconsientemente, porque ella tenía un poco de todo. Siemrpe.

- Como van las cosas con Velk? - pregunta curiosa. Los amaba a ambos y era muy dificil para ella decir que Velk era su preferido ya que a Hat lo amaba también.
Ahora que Velk iría a vivir con ella, no tendría que soportarlo tanto en casa pero, las cosas nunca cambiarían.

Él solía pelear bastante con sus hermanos hombres, ambos parecían divertirse molestandola o una cosa parecida. Hatzive se llevaba bien con todas sus hermanas, incluyendo a Athea y a Eliud. - Supongo que estan bien.. - Se encoje de hombros, hacía bastante tiempo ya que el rubión no veía a Velkommen. Pero en su interior sabía que estaba bien por lo que no se preocupaba tanto.