Let's get crazy, tonight. - Volumen III -

Que suerte habían tenido ellos dos, en la misma calle del Canto Bar había un hotel. No podían ir a su casa en esas condiciones, ni siquiera era una posibilidad, y caminar muchas cuadras en busca de otro hotel sería un peligro.

Ambos entraron al Hall del lugar, era un hotel de clase media. Sin dudas aquel edificio tendría grandes ingresos debido a las visitas del local de al lado. Pidieron una habitación sólo por aquella noche, y el dependiente no comentó nada de suestado, deberían estar acostumbradaos, le entregaron la llave y subieron a aquella alcoba indicada.

Una vez que entraron, ella cerró con llave y la dejó por allí tirada, aún dejando escapar risas idiotas de vez en cuando.

Entra con ella al.. ¿Eso era un? Dios, y eso que ni siquiera podía terminar la frase. Leander le tenía una especie de terror a esos lugares, tal vez por las experecias más que otra cosa. Pero ahora le valía madre si se ponía a pensar, él estaba semi borracho y al cuidado de una borracha seria menor. Gran problema.

Se rió junto a ella sin saber porque, acostumbrado a ese tipo de cosas. El payaso se saco su camisa y la dejó por allí, haciendo lo mismo con su pantalón. Sonrio de manera calma al verla, haciendole un espacio a su lado.

Enarcó una ceja notoriamente, para luego estallar en risas. Sólo para disimular su verguenza y las ideas que pasaban en su mente veloces. Unas ideas que la volvían una Black con todas las letras. Pero lo callaba por miedosa.

Ella se quitó su pantalón, y lo dejó por allí. Hubiera hecho lo mismo con su camisa, pero al desabrochar los primeros botones se sintió re torpe y lo dejó a medias.

Se recostó a su lado y dejó un beso en su cuello. Para luego darle la espalda, y dejar escapar una risa idiota.

Ladea el cuello cuando ella lo besa, quedandose así por unos minutos. Cierra los ojos y se acurruca un poco, tatareando por lo bajo. Sorpresivamente él se dio vuelta y la abrazo, entrelazando sus manos en el vientre de la morena y sintiendose más tranquilo ahora. Vaya uno a saber porque y quedese.

No se escuchaba mucho más allí, hasta que de la habitación contigua salen gemidos, él abre los ojos de par en par. Cayendo en la realidad.

¿ESO ERA UN TELO?

Ella sonriò tìmidamente al sentir las manos de Leander en su vientre, tratando de evitar mordisquear su labio inferior de nuevo. Se quedó allí cuanto tiempo pudo antes de oir ruidos en la habitación de al lado.

Lo imitó, abriendo sus ojos de par en par un tanto exagerada. Volteó, quedandose frente a frente a él. - Yo, te juro, yo te juro que no fuí. - Musita, aún sorprendida por todo aquello.

o puede evitar disimular una risa, antes de que esta pase a ser una gran carcajada. No podía evitarlo, ella y su tono de voz.

- Te creo, es algo normal considerando el lugar donde estamos - además de que por más veces que Leander tuviese sexo él nunca tendria la experencia necesaria. Era raro, porque realmnente él no se sentía así. Pero la tenía.

Frunció el ceño notoriamente ante aquello, para luego llevar sus manos a su boca y taparse allí. No, no podía ser que estuvieran justo en uno de esos lugares dónde.. y.. MIERDA! ¿Qué nada les saldría bien esa noche?

Suspira, el alcohol seguía haciendo efecto en su cuerpo. Por lo que la preocupación del dónde estaban le duro muy poco. Hizo una mueca al seguir oyendo los ruidos, extrañada.

- Está loca. - Se quejó, con seriedad cómica en su rostro.

Él vuelve a reír con ganas cuando la ve así, ese tipo de situaciones -hablaba de cómicas, porque era más que obvio que él nunca había pasado por aquello, justamente- lo podían. Aunque sin dudas, no podían con su genio.

- No sé si loca, pero que esta alzada no quedan dudas - acotó él de manera familiar, como si hablara de un cuento para niños que le había leído al hombrecito menor de los Black o algo así. Como sea, el alcohol.

Eliud frunció el ceño ante su respuesta tan natural, ¿Cómo él podía hablar así de lo que una mujer sentía o dejaba de sentir? Aunque en realidad, lo que a ella en verdad le molestara era que él estuviese fijándose en el nivel de alzada que estaba su vecina.

- Te gustan las mujeres alzadas? - Se quejó, cruzando los brazos sobre su pecho. Con el ceño levemente fruncido debido a su sorpresa, y al seguir escuchando los horribles ruidos detrás de la pared.

Leander dejó de mirar la pared para volver la vista a ella. Sin entender ahora porque ella tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido. Y luego habló, y él tuvo que morderse la lengua para contener la risa.

- ¿Qué? ¡No! O bueno, eso creo. Pero me gustaría escucharte a ti en lugar de la alzada - respondió él, acercandose a ella y tomandola nuevamente por la cintura. Era una suerte que el alcohol todavía corriera por el cuerpo de ambos, y los efectos duraran hasta un rato más. Pero por otro lado, realmente quería hacer.. aquello.

Estaba claro que no había preguntado si estuviera en otras condiciones, pero ahora no podía evitar lo que su inconsciente decía o cómo actuaba. Ahora era la voz de un hombre la que había gritado, y si sus oídos no escuchaban mal un ronco "Ciux" había resonado entre las paredes del cuarto consecutivo.

- E..ee.. escucharme a mi? - Cuestionó, mordiéndose levemente el labio inferior al sentir como las grandes y ásperas manos de hombre que Leander tenía volvían a rodear su cintura. - No comprendo. - Murmuró, mientras una sonrisa significativa y muy mal fingida de inocencia se cruzaba en su rostro.

- Si, hablo de que bueno. Tú sabes, esa cosa del chocatren. Y bueno, no! Eso es para Nahyc. Mierda, lo que yo quiero decir es que, tú sabes, ¿Como explicarlo? ¿Sabes como nacen los bebés no? Oh que estupidez Leander, eso no. Bueno, si lo sabes. Estamos en un telo El - las palabras salieron de manera tan rápida de su boca que ni siquiera él puedo entender que había querido decir.

- Olvídalo todo, lo que quiero decir es que ni siquiera yo sé. - Se intentó explicar, obviamente en vano.

Frunció el ceño, pero su vista se nubló más de lo que ya estaba y decidió relajar la expresión de su rostro. Más allá de toda la ansiedad que el alcohol pudiera causarle, se sentía ligeramente nerviosa, como si las continuas y rápidas palabras de su hermano les fueran necesarias para terminar de entender el asunto. Claro que como las explicaciones de él eran vagas e inútiles, no pudo más que suspirar y esbozar una pequeña sonrisa. Además, el termino de chocatren, le sumaba mucha ternura a la ya de por sí personalidad dulce que Leander adquiría con ella en esas últimas semanas.

Humedeció sus labios inconscientemente, desviando la mirada para su izquierda, donde ambos cuerpos estaban recostados en ropa interior sobre esa cama ajena y a la vez de muchas personas. Eliud le devolvió la mirada con acongojo, insegura de sí misma pero deseosa de intentarlo. Llevando una mano al sector izquierdo del cuello de Lee se dispuso a rozar sus labios con los de él y que lo demás continuara como fuese a continuar. Sus ojos estaban entrecerrados, pero ahora no sólo era un mínimo contacto, ahora se hallaba besando a su hermano con placer y devoción, demostrando lo mejor de sí para que al esperar su respuesta no recibiera otra negativa. Con todo el alcohol que corría por su interior, lo único que tenía bien en claro es que su hermano estaba increíble y que quería escucharla gemir. Todo lo demás, a excepción del hecho de que cuando ese terminara y recordar su cordura, se sentiría horriblemente culpable, se podía esfumar tranquilamente.